Sr. Director:

En la sociedad actual, tanto en el orden económico, político social y también religioso, nos sobran parlanchines que remedian todos los males pero se olvidan que Cristo murió clavado en la Cruz para redimirnos, y es necesario también que haya víctimas en el orden humano que sufran unidas a Él para la salvación de las almas; para resucitar, primero hay que morir.

La Virgen permanece fiel al pie de la Cruz mientras su Divino Hijo muere como el peor malhechor, no necesita parlanchines, necesita almas victimas que junto a Ella se ofrezcan para compartir sus dolores. No hay mayor benefactor para la humanidad, que un alma víctima y eso lo podemos hacer todos. Si lo hiciésemos, los primeros beneficiados seríamos nosotros mismos, pues sentiríamos el gozo, la paz y la alegría que sólo Dios nos puede dar. Que la Semana Santa nos haga santos. Que así sea.