Sr. Director:
La situación de la economía mundial recuerda a la crisis de los 80 en los países emergentes, aunque con diferencias significativas. Una es el peso que ha adquirido China como acreedor global, especialmente entre los países de bajos ingresos. La lógica aconsejaría un entendimiento con Occidente para buscar soluciones que ahorren sufrimientos a estas poblaciones. Con el clima político actual es complicado que esto suceda. Además, la Ruta de la Seda, el gran programa chino de inversión en infraestructuras, se ha basado en acuerdos bilaterales a menudo opacos, hasta el punto de que a veces ni siquiera se conocen las cuantías reales de los créditos.
in negar la utilidad de algunos proyectos, otros son derrochadores, como las Torres Lotus de la capital de Sri Lanka, blanco de la ira popular. Va a ser difícil que Beijing se avenga a colaborar con Occidente o las instituciones multilaterales. Supondría reconocer errores, y este no es precisamente el punto fuerte del presidente Xi Jinping.