Sr. Director:
La RAE, en una de sus acepciones, define el “ser” como “esencia o naturaleza”.
El “ser” de la mujer -nadie se escandalice- es ser la máquina perfecta y necesaria para la continuidad de la especie humana, y aunque no es nuestro único objetivo, sí es nuestra mayor gloria. Exigir los derechos de la mujer es de justicia, pero el feminismo lacerante está confundiendo a muchas mujeres de buena voluntad, llevándolas a un plano que no es el suyo, a una lucha íntimamente desigual.
Mal está la sociedad, pero si la mujer fuera consciente de su papel principal, del gozo que supone la maternidad y la atención a sus bebés, defendería la justa igualdad entre hombre y mujer, pero desde “su terreno”, su “ser”.