El problema no es que Joe Biden tenga 82 en las próximas presidenciales norteamericanas. Un hombre puede ser presidente de cualquier cosa a los 82 años, dependiendo de su Estado mental y su nivel de consciencia. Lo que no puede es ser una aristócrata caprichoso que en toda su vida ha asumido un riesgo y al que acecha la pérdida de consciencia.

El problema de Biden no es su edad, aunque sean muchos los chistes sobre su desorientación. El problema de Biden es su incoherencia. Un católico partidario entusiasta del aborto, de la transexualidad y de los actos homosexuales, es antes que nada, un incoherente. Y un incoherente no puede dirigir la primera potencia del mundo. Por definición... o por riesgo máximo.

En el entretanto, las redes se hacen eco de la intención del líder de Occidente, de presentarse a la reelección. 

que iba a hacer