Sharapova. El puritanismo llega al tenis: ni perdón para el penitente ni ecuanimidad en el juicio
La tenista rusa María Sharapova (en la imagen) consumió una sustancia prohibida. Prohibida después del 1 de enero pero ella dice que no se enteró y que siguió tomándola. Y debe ser verdad, porque, en lugar de hacer lo que los políticos españoles, negarlo todo, se ha adelantado a contar la verdad sin necesidad de que la lleven a los tribunales.
Le pueden caer entre dos y cuatro años de inhabilitación, el final de su carrera. O sea, que el puritanismo ha llegado al deporte: ni cuando reconocemos el error nos amortiguan la pena. El puritanismo fue el que convirtió el pecado en ilegalidad y sin redención posible.
Si María Sharapova aseguró que no se enteró de las sustancias dopantes, que no lo eran hasta el 31 de diciembre: ¿por qué va a mentir?
Pero la telebasura ha olido carnaza y va a por ella: el laboratorio fabricante del potenciador dice que la dosis máxima es durante semanas, y resulta que Sharapova la había tomado ¡durante años! Bueno y qué. Sharapova demuestra con ello no ser prudente pero tampoco mentirosa.
Da lo mismo, el puritanismo ha llegado al tenis: no hay perdón para el penitente ni ecuanimidad en el juicio.
Y encima es rusa. O sea, del malvado Putin.
Hispanidad
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