Ocho apellidos vascos, ocho catalanes y la blasfemia inconsciente
El martes se presentó en Madrid la película Ocho apellidos catalanes, sucesora de Ocho apellidos vascos, el gran éxito del cine español de 2014.
Tuvo que ser la crítica de Hispanidad, Juana Samanes, la única que se atreviera a afear al cuadro de dirección y actores la profusión de ternos, tacos, irreverencias o simplemente blasfemias -que es lo más grave- que salpican tanto la primera cinta como la segunda.
Respondió el actor Karra Elejalde (en la imagen). En primer lugar, se sorprendió de que era la primera vez que le sacaban a colación un elemento tan evidente. Luego se asombró de ello porque confesó que él trataba de educar a sus hijos en un lenguaje, digamos, un poco menos sucio.
Y la pregunta es: si realmente el actor que más blasfemias suelta, al menos en la primera cinta, ni se da cuenta de ellos, ¿no estaremos llegando a la blasfemia inconsciente?
Y a lo mejor eso nos hace hasta menos culpables pero resulta difícil imaginar un escenario más sórdido y lamentable.
Hispanidad
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