Si de mayor me entero que mis progenitores me utilizaron como bebé medicamento, me convierto en parricida. Y si de mayor me entero que mi madre utilizó un vientre de alquiler a lo mejor me voy con la arrendataria. Eso sí, no podría enfadarme si de embrión me utilizaron como cobaya de laboratorio porque entonces no existiría. A lo mejor estamos llegando demasiado lejos en la utilización de personas no nacidas -es decir, las más inocentes y más indefensas- como instrumentos. Aunque sea para algo bueno, oiga usted. Además no olviden que tener hijos no es un derecho. En tal caso, es un deber generado. Y matar hijos es una salvajada. Hispanidad redaccion@hispanidad.com