Al Banco Espírito Santo se lo cargó… la masonería portuguesa
Sí, sabemos que el título les ha impactado pero les aseguro que sabemos de lo que hablamos.
La familia Espírito Santo Salgado no son santos, pero sí de origen católico, algo muy mal visto por la clase política emergente nacida en los años ochenta y del que el recientemente fallecido Mario Soares era un ejemplar insigne de masoncete.
Soares era masón y los masones son los pesos pesados de la izquierda -ojo, y la derecha portuguesas-. Y no les gustaba el Banco Espírito Santo y, sobre todo, la familia de raigambre católica Espírito Santo (con más pasado cristiano que presente, esa es la verdad, pero…).
Y ciertamente fueron malas las inversiones de la familia Espírito Santo Salgado, pero una cosa es que un banco meta la pata en operaciones -de ese agujero casi siempre se sale- y otra que se entre en la rueda más mortífera para las entidades: las ampliaciones forzadas de capital.
Ocurrió cuando los representantes del Banco de Portugal, controlado por la masonería, forzaron al Banco Espírito Santo a ampliar capital en lugar de reducir tamaño, que era lo sensato. Al final, el banco ha sido desguazado y ha quedado en manos del Estado. Las pérdidas las han pagado los portugueses pero los masones se han hecho con el control y ahora tratan de dar el pelotazo (Novobanco y el banco malo). Un proceder muy ilustrado, muy masónico, muy jetas.
Hispanidad
redaccion@hispanidad.com