Merecidamente, En tierra Hostil (The hurt locker) se impuso a Avatar o, lo que es lo mismo, en la octogésimo segunda Gala de los Oscar ha ganado una buena historia sobre unos vistosos efectos digitales, el talento sobre el dinero (En tierra Hostil costó 10 millones de dólares frente a los alrededor de 400 de Avatar).

Argumentalmente tampoco hay color: mientras el film bélico de Katryn Bigelow consigue introducir al espectador en la guerra real, el de su ex esposo, James Cameron, resulta todo un recital de perogrulladas progres destacando, por encima de ellas, un acusado panteísmo.

Eso sí, en la actual dinámica de guerra de sexos que vivimos, lo que más se ha mencionado de este resultado ha sido el triunfo por primera vez de una mujer (Katryn Bigelow) en la faceta de dirección. Cuando su galardón es justo (independientemente de su sexo) porque es la artífice de una de las mejores  películas estrenadas en EEUU el pasado año (entre los seis premios recibidos destacan, además, los de mejor película y mejor guión original). Bigelow  ha dedicado este premio a los soldados norteamericanos que luchan en diversos escenarios del mundo y arriesgan día a día sus vidas. 

Otros galardones,  igual de merecidos, han recaído sobre la coproducción argentino-hispana: la excelente El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella, que, afortunadamente, ha vencido en el apartado de mejor película extranjera (de habla no inglesa) a La cinta blanca,  el demoledor drama de Michael Haneke.

Finalmente los premios de Hollywood no se han olvidado de la que es, sin ninguna duda, la obra maestra del pasado 2009: Up. Aunque el largometraje de Pixar-Disney no ha ganado el premio a la mejor película (a la que estaba nominada) al menos se ha llevado el de mejor largometraje de animación y el de mejor banda sonora original, algo es algo.

Juana Samanes

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