Pues bien, a tenor de los mensajes recibidos cabría añadir otra nota desprofesionalizadora distintiva a ese tercer hombre: la vuelta al esquema vigente hasta Alfonso Coronel de Palma, que no era ejecutivo, es decir, que no cobraba. Cobraban, naturalmente, los responsables de las universidades y colegios propiedad de la ACdP, pero no la cúpula, pues ambas funciones estaban separadas.
En otras palabras, Coronel presidía la ACdP y la fundación CEU-San Pablo sin nómina. Debajo de él había un director general ejecutivo. El esquema cambia con Alfredo Dagnino, quien asume las funciones ejecutivas y sí cobra. Lo que propongo es volver al esquema anterior, siempre con un tercer candidato de consenso.
De otra forma, me temo que, tras la segunda ronda electoral, a celebrar el próximo 5 de febrero, la división se acentúe.
Eulogio López
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