La verdad es que la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) anda en guerra civil. En mi anterior nota proponía que los dos candidatos -Alfredo Dagnino y Carlos Romero- se retiraran y diera lugar a un tercero y de paso, que se desprofesionalizara la Asociación, que no es mal método para cristianizarla más.

Pues bien, a tenor de los mensajes recibidos cabría añadir otra nota desprofesionalizadora distintiva a ese tercer hombre: la vuelta al esquema vigente hasta Alfonso Coronel de Palma, que no era ejecutivo, es decir, que no cobraba. Cobraban, naturalmente, los responsables de las universidades y colegios propiedad de la ACdP, pero no la cúpula, pues ambas funciones estaban separadas.

En otras palabras, Coronel presidía la ACdP y la fundación CEU-San Pablo sin nómina. Debajo de él había un director general ejecutivo. El esquema cambia con Alfredo Dagnino, quien asume las funciones ejecutivas y sí cobra. Lo que propongo es volver al esquema anterior, siempre con un tercer candidato de consenso.   

De otra forma, me temo que, tras la segunda ronda electoral, a celebrar el próximo 5 de febrero, la división se acentúe.

Eulogio López

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