Era de esperar que tarde o temprano la plataforma Acción Nacional Catalana recurriera al uso de lo religioso en su campaña política.
Recuerdo que esta plataforma ciudadana es la responsable de la organización de la manifestación del 11 de septiembre del año pasado. Para este ha previsto que se celebre una cadena humana en defensa de la independencia de Cataluña.
Uno de los lugares claves en torno a los que se formará esta cadena es la Sagrada Familia. En respuesta a esta iniciativa, la plataforma anti-independencia 12 de Octubre ha solicitado celebrar un acto contrario a la independencia en los aledaños de la Sagrada Familia, el mismo día 11 de septiembre. La utilización partidista de elementos religiosos está servida.
En una sociedad moderna y consciente de la autonomía de lo político y lo religioso, no debería si quiera plantearse la posibilidad de actos de esta naturaleza. Un templo católico es un lugar de oración, así como un signo visible del Dios invisible. Es un lugar de culto que, en el concreto caso de la Sagrada Familia, es una magnífica y gran obra de arte que, como dijo Benedicto XVI en la Homilía de consagración, se levanta en el corazón del mundo para que los hombres vean y contemplen el misterio del amor de Dios.
Enric Barrull Casals