- Pero Imaz se tendrá que ganar la confianza de Moncloa.
- Brufau ha aplicado la doctrina Herrhausen: el negocio lo llevará Imaz, pero él se reserva al abogado, al periodista… y al financiero.
- En plata, él mantendrá el poder e Imaz deberá aportar el beneficio.
- Y se reduce el sueldo, lo que siempre es un detalle.
- En cualquier caso, si jugamos a las quinielas sucesorias piensen antes en Juan María Nin que en Borja Prado, o en un representante de Pemex o de Villar Mir.
- Asignaturas pendientes: menos broncas y más acuerdos y crecer en Exploración.
Empecemos por el final. Con el nombramiento de Josu Jon Imaz (en la imagen junto a Antonio Brufau) como consejero delegado, Brufau ha conseguido superar el acoso al que le sometía Pemex -siempre bien asesorado por Villar Mir- y todos aquellos que pretenden la Presidencia de la petrolera, que algo muy especial debe de tener. Por ejemplo, Borja Prado, actual presidente de Endesa, y Jaime Castellanos, los cuales, en un alarde de oportunismo difícilmente igualable, buscan inversores rusos para la conquista de Repsol. No es una victoria final pero, por lo menos, Brufau gana tiempo.
En Moncloa no sienten un especial entusiasmo por Imaz. Es cierto que figura entre los prohombres del nacionalismo vasco -fue presidente del PNV- menos soberanista y, por decirlo en dos palabras, más sensato. Pero sigue siendo nacionalista en un momento en que el nacionalismo vasco se prepara para reeditar la cuestión catalana. El actual PNV de Urkullu vuelve a las andadas con la independencia y por el entendimiento con unos proetarras de Bildu que, ya no asesinan, pero siguen manteniendo la chulería del asesino. Insisto, Imaz sigue siendo peneuvista. Pero lo cierto es que en ese nuevo Palco del Bernabéu, es decir, en el despacho de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se ha dado el visto bueno al nombramiento.
A todo esto lo que ha hecho Brufau con el nuevo organigrama no ha sido sino aplicar la doctrina Heerhaussen. Alfred Herrhausen fue el presidente del Deutsche Bank asesinado en un atentado terrorista, para quien el consejero delegado debía encargarse del negocio y para el presidente de una gran corporación quedaban tres funciones: las relaciones con la autoridad, el jurídico y el portavoz. En efecto, en el nuevo organigrama de Repsol, todas las unidades de negocio, incluida la de Exploración -que queda en manos del perdedor de la renovación, Nemesio Fernández Cuesta- queda en manos de Imaz, mientras que el responsable jurídico, el portavoz y, en este caso, también el director financiero reportan directamente al presidente.
En definitiva, Brufau no sólo ha nombrado un Ceo, ha nombrado un sucesor, un delfín. ¿Tiene asegurado ese puesto Josu Jon Imaz para el futuro No. Es cierto que el principal accionista, Caixabank, guarda silencio. No olvidemos que aún está pendiente el divorcio en Gas Natural Fenosa de ambas compañías. Pero, lo cierto es que Caixabank no ha dicho nada y en el Consejo aprobó el nuevo organigrama… sobre el que había sido consultado. En cualquier caso, no olvidemos que la alternativa interna más comentada en la petrolera a Brufau, y no como Ceo, sigue siendo Juan María Nin, consejero de Repsol y consejero delegado de Caixabank, primer accionista. No va a ser mañana, pero es una candidatura que cuenta con muchos más papeles que la que proviene de Borja Prado o la que pudiera proponer Pemex, o la de Villar Mir y Josep Piqué. Y ninguna de ellas va a ser mañana.
Eso sí, se nos anuncia que si Brufau ha recortado su capacidad también se ha recortado el salario, lo que representa un buen detalle. No olviden, no obstante, que echar a Brufau, lo pretende quien lo pretenda, Moncloa, Pemex, la Caixa o los rusos, pasa por una indemnización que superaría los 60 millones de euros.
En cualquier caso, ahora mismo Brufau sigue manteniendo una situación cómoda en el Consejo, controlado por los consejeros independientes.
Y dejando los nombres propios, lo cierto es que, a partir de aquí, las asignaturas pendientes de Repsol son otras. En primer lugar, tras cerrar el asunto YPF, se trata de firmar la paz con Pemex, sea para colaborar más o para dejar de colaborar. El presidente Peña Nieto visitará España en junio y a Mariano Rajoy no le interesa quedar mal con él.
Más crudo y menos broncas. Es el nuevo reto de Antonio Brufau y de Josu Jon Imaz. De eso dependerá el futuro.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com