Sr. Director:
Muchos sindicalistas y asalariados son de la opinión de que los sindicalistas no deben de hablar de política. Ocurre cuando alguno critica al partido de turno por las leyes que están aprobando en contra de los derechos adquiridos tras decenas de años de luchan obrera, y lo divulgan en los comunicados o boletines informativos de las empresas.

 

Debemos de saber qué política es la manera de conducir un asunto para alcanzar un fin determinado, y si cualquier gobierno menoscaba el poder adquisitivo de los asalariados o intentan hacerlo aún más, como ocurre con la subida del IRPF, al que seguirá el despido gratuito, un nuevo concepto de jubilación, apretarán la tuerca aún más en la Reforma Laboral, debemos y los sindicalistas deben de hablar de los partidos políticos, esos a los que votamos pero representan al capital por las medidas que toman.

Dicen que es en la política social de la empresa donde los sindicalistas deben trabajar, en la defensa de los intereses de los asalariados únicamente. Eso es olvidar las causas que originan la merma paulatina del poder adquisitivo, es mirar en un sentido y no las causas que la originan, la codicia de la patronal, la banca o los propios políticos, sus representantes.

El capital tiene sus medios de presión para ejercerlo y lo hacen, pero a los sindicalistas les quieren coartar ese derecho desde todos los ámbitos ya sea desde la empresa, los afiliados o trabajadores.  Es como pedir pan y no hablar del hambre. Su causa, si la ciudadanía critica al gobierno por las diferentes posturas o decisiones políticas, ¿por qué no deben hablar de ellos los sindicalistas?

Ahora el FMI recomienda al Gobierno español que copie de las prestaciones sociales de los EEUU (ninguna) que la jubilación sea como la oriental (ninguna).

También en Madrid una empresa norteamericana pretende montar una especie de Las Vegas al sur de Europa, exige la contratación de los trabajadores como en los EEUU, exención del pago de la Seguridad Social, reformar el contrato de extranjería (para traer un ingente de trabajadores a bajo coste), y las autoridades prometen estudiarlo. ¿Qué deben de decir los sindicalistas? Está claro: no. Hay que mantener las cotizaciones a la SS para poder tener jubilación, prestación de desempleo, sanidad; hay que exigir al partido que sea que no queremos lo malo de los demás, sino las condiciones económicas de los EEUU, Suecia, Dinamarca, Alemania…

Para variar les votamos para que mejoren nuestras condiciones de vida, no para rebajarlas.

José Enrique Centén Martín