La Unión Europea ha culminado cuatro días de votaciones en los que casi 400 millones de ciudadanos han elegido directamente la composición del Parlamento Europeo y determinado, por primera vez, quién será el próximo presidente de la Comisión.
Los sondeos previos habían pronosticado una elevada abstención en España, lo que no es un fenómeno nuevo en estos comicios, pero sí preocupante.
El voto en estas elecciones no era algo anecdótico ni un acto menor en democracia. Hay una enorme y creciente realidad que elevaba exponencialmente la relevancia de la cita de hoy. El futuro de España, y por ende el de los españoles, se decide en buena medida en Europa, y desentendernos del proceso, como si aquello fuera un escenario lejano, extraño y frío, considero es un error.
Si como parece no hemos tomado aún conciencia de lo que nos jugamos, haríamos bien en darnos prisa en revertir esa desubicación. Deberíamos comprender que si no influimos en los designios del proyecto europeo, otros lo harán por nosotros y que el peaje no será pequeño.
En estos años de crisis hemos aprendido que fuera de Europa no se vive mejor y que la Unión, con sus imperfecciones, desajustes y desatinos, representa un futuro más próspero al que podemos y debemos contribuir. A estas horas la decis
ión está tomada.
Jesús D Mez Madrid