Oh, Jerusalem recrea, a través de la historia de tres amigos (dos judíos y un palestino), la trágica y sangrienta creación del Estado de Israel en 1948, unos hechos que también hemos visto en el cine en una película tan magnífica como Éxodo, de Otto Preminger. Tras los fallidos intentos de varios directores muy reconocidos, fue el cineasta galo Elie Chouraqui, artífice del emotivo drama bélico Las flores de Harrison, el encargado de llevar a buen puerto esta emblemática obra y lógicamente se enfrentó al reto más complicado: cómo condensar una novela tan densa en un metraje que, al final, ha quedado reducido a sólo 100 minutos. Y precisamente ese es el mayor defecto de esta, a pesar de todo, correcta película; que avanza demasiado rápido relatando unos acontecimientos apasionantes y por ese motivo no acaba de calar lo suficiente en el espectador. Además, "Oh, Jerusalem" se publicó en el año 1971, cuando la visión que todos (no sólo Lapierre y Collins) teníamos de la resolución del conflicto palestino-israelí era más esperanzadora que en la actualidad. Por ello esta película que es optimista en su enfoque no agradará ni a los que desconfían que la amistad están por encima de las diferencias políticas (como ocurre con el trío protagonista de esta película) ni a todos los escépticos sobre la situación de Oriente Medio.
Ahondando más en esta idea, han pasado 60 años desde la creación del estado de Israel y lejos de avanzar hacia la paz las diferencias y las posiciones siguen igual de enfrentadas. Quizás, como ha dicho el propio Lapierre, porque "nos encontramos con dos pueblos que creen que han recibido esta tierra de manos de Dios…Esta dimensión divina lo complica todo sobremanera y quizá hace que sea imposible resolver este conflicto".
Como se pueden imaginar este largometraje fue imposible rodarlo en Jerusalén, en Israel o en cualquier país árabe por motivos de seguridad y los exteriores debieron filmarse en Rhodas.
Para: Los que quieran conocer cómo nació el conflicto palestino-israelí