Sr. Director:
El candidato a la Presidencia de EE.UU., Barack Obama, se proclama cristiano. Pero, visto el contenido de su programa electoral actualizado en agosto en "su apoyo ilimitado al aborto" nos demuestra su falta de coherencia con sus creencias. Ningún católico responsable podrá ni deberá votarle.
Sobre la vida y la muerte no se debate, el hombre y en este caso "el político recto" debe defender siempre la vida frente al terror y el crimen. Pero vemos que no es así entre ciertos políticos, que prenden decretar, como el soberbio emperador de Roma, quién puede vivir y quién debe morir.
Hay opiniones muy contradictorias cuando se legitima diversidad de opiniones en cuánto ir a la guerra y aplicar la pena de muerte y, sin embargo están a favor del aborto y la eutanasia.
La Encíclica Evangelium Vitae del Papa Juan Pablo II, el documento de mayor peso magisterial "sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana" (25-III-1995), declara, "con la autoridad que Cristo confirió a Pedro y a sus sucesores, en comunión con todos los obispos del mundo, "que el aborto directo, querido como fin o como medio es siempre un desorden moral grave".
No es exageración calificar al aborto legal como un genocidio o el más horrendo crimen de la humanidad, que día y noche está clamando justicia al cielo. La vida humana es sagrada y sólo Dios puede decidir cuándo comienza y termina.
Así que Obama está muy mal informado sobre las leyes de Dios, aunque se proclame cristiano, quiere legislar como si Dios Padre de todos y justo juez no existiera o no le importaran los hombres. Ya lo decía Jesús: "por el exceso del poder se enfriará la caridad de muchos".
Elena Baeza
bzvile@gmail.com