Sr. Director:
El Tribunal de Defensa de la Competencia ha presentado su dictamen a propósito de la OPA que Gas Natural ha lanzado sobre Endesa. Ninguna sorpresa. Ha concluido lo que todos sabíamos: que, de llevarse a cabo la operación, se restringiría considerablemente la competencia. Les ha faltado decir que se restringiría la competencia en el caso de que existiese, porque lo cierto es que en el sector de la energía, bien sea eléctrica, del gas o de los hidrocarburos, la concurrencia brilla por su ausencia. Con las privatizaciones tan sólo se ha conseguido cambiar monopolios públicos y por tanto sometidos, al menos en teoría, a criterios democráticos por monopolios u oligopolios privados que persiguen exclusivamente intereses particulares. Pero, volviendo a la OPA, es evidente que precisamente en un mercado tan imperfecto cualquier fusión lo único que puede hacer es empeorar la situación.
El asunto no admite demasiada discusión; tan es así que los vocales que se han visto obligados a justificar la operación recurren a la libertad de empresa, como si ésta no debiera estar condicionada al interés general. Cuesta creer que el Gobierno pueda autorizarla, y ciertamente no lo haría si no existiesen otras motivaciones. Estamos en presencia de otros intereses.
Ignacio Pérez Pérez
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