La preocupación por la objeción de conciencia se traslada a Italia.
Un alud de críticas ha caído sobre Carmen Peña, la presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Los boticarios españoles considean que Carmen Peña no ha dado la batalla en defensa de sus intereses en la dispensación sin receta de la Píldora del Día Despues (PDD). La ministra de Sanidad, Trinidad Jimenez, ha presionado para hacer que se distribuyan, cuantas más píldoras abortivas mejor, con una ridícula información a la cliente sobre las consecuencias de la Norlevo y la Postinor (de carácter abortivo) y sin respetar el derecho a la objeción de conciencia de los farmacéuticos. En lugar de defender a los profesionales ha defendido la postura del Gobierno Zapatero.
En resumen, como hemos venido informando, la abortiva Píldora del Día Después (PDD) se expide sin recetas en las farmacias españolas desde hace un mes. Pero esa no ha sido la única barrabasada de doña Trinidad Jiménez, nuestra proteica ministra de Sanidad: también se ha cargado el derecho a la objeción de conciencia del boticario, que en principio no puede oponerse a dispensar la bomba hormonal y homicida si se produjera el embarazo. Un silencio y una atonía que puede resultar letal para incluir un fármaco homicida en los circuitos de normalidad y olvido.
Pues bien, en Italia parecen más ocupados por la objeción de conciencia de los farmacéuticos. Días atrás recordábamos que el propio Benedicto XVI ya había prevenido contra esta considerable catástrofe: no se puede vulnerar la objeción de conciencia de los farmacéuticos.