Zapatero se comprometió antes del verano a que la Ley de Libertad Religiosa estuviera lista antes de fin de año junto a la Ley de Igualdad de Trato. La vicepresidenta no se compromete ahora con esas fechas. Es más, probablemente no se cumplan los plazos. Se limita a afirmar -como Aznar- que estamos trabajando en ello. Eso sí, también señala que no tenemos el pie puesto en el acelerador, pero tampoco en el freno.
Sobre las líneas maestras, poca novedad, salvo que la nueva norma se basará en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y en la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. ¿Afectará a los colegios públicos o también a los concertados? No hay respuesta, aunque el ideario o carácter propio van a misa. Lo que está claro es que el Gobierno pretende profundizar en la laicidad. Confunde adrede porque nuestra Constitución define a España como un Estado aconfesional, no laico.