A pocas semanas de la clausura del Año de la Fe se celebró en Roma la peregrinación a la tumba de san Pedro de miles de familias de todo el mundo.
Las convocó Benedicto XVI pero las recibió el Papa Francisco, un firme convencido de la importancia de un laicado maduro que asuma su responsabilidad en la nueva evangelización. La responsabilidad de la familia cristiana es, en este sentido, doble. Los padres son los primeros transmisores de la fe.
Pero además, como resaltaba el Papa, las familias cristianas desempeñan una importante labor evangelizadora con "el testimonio de sus vidas". Secularización no es sólo una reducción de la práctica sacramental.
Si como dice el Papa, la fe es ese sólido cimiento sobre el que la persona edifica su vida, no sorprende que la secularización implique una aversión a asumir compromisos en el matrimonio y en la paternidad.
Los cristianos deben proponer a todos la belleza del matrimonio y de la familia y acercase con afecto a aquellas familias que atraviesan momentos dolorosos, bien por dificultades económicas o por sufrir divisiones.
Al cumplirse 25 años de la Carta de los Derechos de la Familia, Francisco pide a la sociedad y a las autoridades que se reconozca la realidad específica de la familia. A menudo la familia queda sepultada o es negada en el nombre de supuestos derechos individuales, pero la experiencia demuestra que por esa vía la persona no se hace más feliz ni más libre, sino justamente lo contrario.
Valentín Abelenda Carrillo