En el evento, delegados del área caribeña resolvieron introducir el impulso de la abstinencia antes del matrimonio y de la fidelidad después de los esponsales, como fórmula para luchar contra la expansión de las enfermedades de transmisión sexual. Fueron rechazadas.
A lo largo de la historia, el ser humano ha instruido a sus benjamines en la disciplina de modo que se tornaran en personas adultas. Sin embargo, durante los últimos años, la sociedad ha preparado a sus oriundos, no para que consigan ser mayores, sino para que sean adolescentes perennes, incapaces de realizarse como hombres.
Esto se evidencia en la conducta de los muchachos, que son mezquinos por el arranque hacia la pesquisa del deleite individual. En los jóvenes ya no sirven los juguetes sino las drogas; ya no sirven los esféricos sino el alcohol; ya no sirven las golosinas sino el sexo.
¿Quiénes ganan? Los fabricantes de condones que se enriquecen con el apasionamiento sexual que se acaba en los chiringuitos abortistas, como Planned Parenthood, que florece con unas ganancias millonarias.
De ahí la ingenuidad de los ministros de Salud y Educación, al obstaculizar el impulso de la abstinencia antes del matrimonio y la fidelidad después de los esponsales, porque su interés real no es la felicidad de los adolescentes, sino apartar de ellos todo tipo de equilibrio personal. Propagan el preservativo y el comprimido del día después, porque estos hábitos ofrecen placer sin consecuencias, mientras que la abstinencia y la fidelidad exigen disciplina y arrojo, que la juventud actual rehúsa.
Si se educara a los adolescentes, éstos se fortalecerían, lo que haría más espinoso manosear sus inclinaciones en el consumo.
Como resultado, la especulación de los fabricantes de preservativos no disfrutarían de las millonarias ganancias.
Clemente Ferrer
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