La Fundación Red Madre, en boca de su directora general, ha presentado los datos recogidos desde la imposición de la nueva ley del aborto en 2010.
Las cifras revelan que el perfil de la mujer que se ve abocada al aborto ha cambiado. Antes de 2010, la mayoría de estas mujeres eran inmigrantes, pero durante estos tres últimos años han aumentado en un 7 por ciento las mujeres españolas que han vivido esta tragedia.
Estas mujeres no son adolescentes sino madres de familias, con uno o dos hijos, con edades comprendidas entre los 31 y 40 años. También han aumentado un 10 por ciento los casos de mujeres entre los 21 y 30 años. Estos casos, cada vez más frecuentes, solo ponen en evidencia la desprotección de la mujer embarazada en la sociedad española.
A pesar de todo y del desconocimiento de la existencia de asociaciones, como la Fundación Red Madre, han aumentado en un 6 por ciento los casos de mujeres atendidas y 9 de cada 10 deciden seguir con el embarazo y luchar por la vida.
Detrás de estas cifras objetivas se esconde un problema mucho más grave: el proyecto de ingeniería social que traía aparejado la cultura de la muerte ya ha enraizado en una sociedad que empieza a dar carta de naturaleza al asesinato de personas en el seno materno.
Era lo que se escondía detrás de una ley que convirtió en derecho un delito despenalizado. Es la consecuencia de jugar a ser dioses.
Enric Barrull Casals