El Secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), explica hoy desde las páginas de El País la fórmula para financiar el ambicioso proyecto social del PSOE sin incurrir en desequilibrio presupuestario. Se trataría de combatir el fraude fiscal y acometer reformas en el gasto.

 

En cuanto a las reformas en el gasto, MAFO propone nada menos que privatizar RTVE en aquella parte que no sea servicio público. "No hay ninguna razón para pagar con impuestos la producción de programas basura". ¡Bingo! De esta forma, MAFO resucita el viejo proyecto de la SEPI de privatizar La Primera, dejando La 2 como servicio público. Un proyecto que el Ejecutivo Aznar nunca se atrevió a desarrollar porque supondría de facto la pérdida de la gran herramienta informativa de todos los gobiernos de la joven democracia española: el parte.

 

¿Se atreverá Zapatero a tanto? Y Rubalcaba, ¿qué opina de esto? Más: ¿Qué opinan los sindicatos del Ente Público? O MAFO ha cometido un exceso verbal adoctrinando sobre el deber ser, o ha lanzado un "globo sonda". La tesis de la valentía cabe descartarse porque, como se sabe, "ha llegado la hora de la independencia informativa en RTVE".

 

La otra "reforma de gasto" se refiere a Renfe. Hacienda propone privatizar el ferrocarril español subsidiando aquellas líneas no rentables que sean necesarias desde la óptica social. Exactamente lo que se había manejado desde despachos populares y nunca se atrevieron a desarrollar.

 

La misma ley de liberalización ferroviaria que contempla el mantenimiento de las infraestructuras como propiedad pública fue discutida por los socialistas. Pero ahora llega el PSOE más liberal que nadie y propone nada menos que la privatización de Renfe. Sólo queda por explicar por qué el PSOE ha frenado la ley de liberalización del sector y si la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, está dispuesta a desprenderse de Renfe.

 

Al final, va a resultar que será el PSOE quien acometa las reformas que el PP nunca se atrevió a hacer y que los sindicatos no le habrían permitido hacer. Igual que ocurrió con la reconversión industrial de los 80 e igual que ocurrió con la reforma del sistema de pensiones brasileño. Sólo la izquierda puede acometer unas reformas tan impopulares sin asumir un excesivo coste social.