Hasta ahora, la tesis defendida por el presidente de la AEB, Miguel Martín, es que si un banco caía generaba un efecto en cascada, un efecto dominó que podría afectar al sistema. Argumentaba este verano que cerrar un banco salía mucho más caro que reflotarlo. ¿Quién abona las garantías de depósitos?, ¿quién se hace cargo de las indemnizaciones del personal?, se preguntaba hace sólo tres meses.
Sin embargo, muchos han defendido que no tiene sentido seguir manteniendo bancos zombies y que ayudarles es restar fortaleza al sistema y apuntalar precisamente el riesgo sistémico que se pretende evitar. Y Martín ha terminado aceptando este escenario en un giro copernicano del que, como subgobernador del Banco de España fuera encargado de intervenir Banesto. El ex cuñado de la ministra Salgado se muestra hoy día contrario a las políticas de Estados Unidos, Reino Unido y Alemania y así como el modelo FROB de Zapatero y MAFO. Martín apuesta ahora por el modelo Lehman: nada de ayudar a las entidades. Si acaso, que se ayude a los inversores. Bien es cierto que el presidente de la patronal bancaria no está tirando piedras contra los suyos. Siempre ha mostrado su confianza en que ningún banco español caería, por lo que en realidad a quienes hay que dejar caer es a las cajas.
Ahora que el Banco de España empieza a inquietarse ante la situación de algunos y que el FROB es un manguerazo dispuesto a limpiar siquiera sea temporalmente- lo que haga falta es cuando Martín resucita el discurso de los bancos zombies. Es verdad que la operación sale cara. Pero no tanto. Al fin y al cabo, cualquier entidad financiera tiene patrimonio inmobiliario y una base de clientes que en mercado tienen un valor. Ese valor puede compensar las necesarias compensaciones por el cierre. Y los accionistas en el caso de los bancos- tienen que asumir la pérdida. Mala suerte, se equivocaron. En eso consiste el mercado: quien acierta gana y quien se equivoca, pierde.
Si se quiere demostrar disciplina financiera, hay que depurar, hacer poda. Es la única manera de que el tronco robusto del sistema financiero español por utilizar su mismo símil- pueda seguir creciendo de manera fuerte.