• "El Santander es una máquina potente y perfectamente preparada para generar ingresos recurrentes", afirma.
  • Además, anima a los bonistas para que se queden las acciones tras el canje: tanto mi familia como la Fundación Botín lo hará.
  • Pero no todos los accionistas están de acuerdo con la dirección.
  • Le reprochan el trato que la entidad dispensa a clientes y accionistas en las sucursales, que la entidad tenga múltiples sociedades en paraísos fiscales, que financie el mercado de armas y que Sáenz siga siendo el consejero delegado.

Viernes post huelga general. Junta de Accionistas del Banco Santander en la ciudad cántabra. El presidente de la entidad, Emilio Botín, saca pecho al poco de comenzar su discurso: "El Santander es una máquina potente y perfectamente preparada para generar ingresos recurrentes". "El beneficio operativo, calculado como el total de ingresos menos costes, alcanzó los 24.373 millones de euros, lo que nos sitúa como el tercer banco del mundo por este concepto", afirma. Más tarde, ha asegurado que este beneficio operativo es "superior al del conjunto de todos los bancos y cajas de España".

A continuación, anuncia los objetivos para este año: "Las prioridades para 2012 son finalizar el saneamiento de los activos inmobiliarios en España, llegar al 10% de core capital y mantener la retribución al accionista".

Pero los primeros aplausos de la mañana han aparecido tras las palabras referidas al papel del banco en la reordenación del panorama financiero español: "No haremos compras que se aparten de nuestros estrictos criterios financieros que buscan siempre generar valor para nuestros accionistas. Lo que tenemos muy claro es que no nos interesa crecer por crecer". Y los citados aplausos.

Ya en el turno de preguntas, Botín ha animado a los más de 129.000 bonistas para que no vendan las acciones tras el canje. Y lo ha hecho poniendo como ejemplo lo que hará tanto su familia como la Fundación Botín al respecto: mantener los títulos a pesar de las minusvalías que supondrá hacerlo. Y es que el presidente del Santander está convencido de que, a la larga, los que lo hagan saldrán ganando gracias fundamentalmente a la rentabilidad de la acción del banco y a beneficios fiscales.

Pero a pesar de las cifras expuestas, tanto por Botín como por el consejero delegado, Alfredo Sáenz (en la imagen), no todos los accionistas han mostrado su conformidad con lo realizado por la dirección de la entidad durante 2011.

Así, han criticado el trato que se dispensa a los clientes y a los propios accionistas en las sucursales del banco, que la entidad posea múltiples sociedades en paraísos fiscales, que sea la segunda entidad más importante en cuanto a financiación del mercado armamentísitico, y que Sáenz siga siendo el consejero delegado a pesar del indulto del Gobierno.

Como no podía ser de otra manera, D. Emilio ha sabido responder a las cuestiones planteadas sin despeinarse. Otra cosa es que les haya convencido. El año que viene, más.

Pablo Ferrer

pablo@hispanidad.com