Toda una confesión sin desperdicio. Un documento interno de ERC explica las dificultades que tienen los partidos políticos para obtener un préstamo bancario : no tenemos bienes para ejecutar, trabajamos con un producto intangible, tenemos fama de malos pagadores y podría existir presión mediática. Sin embargo, ERC considera como positivo que los préstamos son difícilmente ejecutables debido a la ausencia de patrimonio, podemos jugar con las expectativas y además, tienen difícil enfrentarse con un partido debido a su representación social.
En su exposición, detalla la situación financiera del partido en 1996: una deuda no totalmente reconocida de 700 millones de pesetas, una reducción importante de los ingresos institucionales debido a una salida de una parte importante de los cargos electos, imposibilidad de acceso al crédito bancario debido a la deuda existente, los ingresos habituales no llegan al 25% de la deuda existente, sólo el 26% de los afiliados están al corriente del pago de sus cuotas y los proveedores habituales han decidido no seguir incrementando el crédito. Además, la relación con las entidades financieras está quemada por la actitud irresponsable de la anterior dirección. En resumen: un estado financiero lamentable.
La nueva dirección se pone manos a la obra. Primero, cobrar a los afiliados morosos. Y lo más importante: conseguir la restitución del patrimonio histórico. Una obra de arte realizada por el bufete Cuatrecasas cuya labor de lobby ante el gobierno popular consiguió sacar adelante la Ley 43/1998 de 15 de diciembre: una auténtica válvula de oxígeno que permitió regresar al crédito y sin la cual, probablemente ERC habría desaparecido. Además, Cuatrecasas intermedió para hacerse novar los créditos existentes.
Curiosamente, las negociaciones con La Caixa no van bien. El pasado 9 de febrero, los responsables de la entidad financiera exigen el abono; en caso contrario procederán a la reclamación judicial. La reacción de los demócratas republicanos es de traca: envían mediante certificación notarial que en caso de que tal circunstancia se produzca mantendrán la campaña contra los peajes (La Caixa es propietaria de la concesionaria de autopistas Abertis). Además informa a La Caixa que mientras que la amenaza se mantenga romperán cualquier tipo de relación comercial. ¿Mafia siciliana? No, estamos en Cataluña, con los socios de gobierno del señor presidente del Gobierno. ¡Áteme esa mosca por el rabo!
¿Conclusiones? A la hora de negociar es fundamental saber qué es lo irrenunciable, qué es lo que a las entidades financieras les resulta importante, conocer con qué margen de maniobra se cuenta y plantear distintas posibilidades alternativas porque su negocio pautado no les permite buscarlas por ellos mismos. Impresionante. No dejen de leer este documento histórico de la desvergüenza (versión en catalán)
Por su parte, el miércoles 23, durante la Sesión de Control en el Congreso de los Diputados, el Gobierno prepara su venganza. Se dispone a recitar una retahíla de incumplimientos del Partido Popular con bancos y cajas, así como gastos no documentados ante el Tribunal de Cuentas. Lo más llamativo son las relaciones del PP gallego con Caixa Galicia. La mayor aja de Galicia, por ejemplo, condonó al Partido Popular, siempre según Montilla, 297 millones de las antiguas pesetas, 1,8 millones de euros, aproximadamente, en 1996. Por otra parte, y cuando el Tribunal de Cuentas le pide al PP aclaraciones sobre otros créditos de Caixa Galicia no cobrados en su totalidad, el partido responde con una frase que puede pasar a la historia: La Caja de Ahorros de Galicia consideró que la única posibilidad de cobro era la devolución del capital prestado, devengando una quita en los intereses teóricamente devengados, siendo esa una práctica habitual en las entidades financieras. Que sea habitual una condonación de intereses en las sucursales financieras resulta una frase antológica que debe pasar a la historia.
El ventilador ya está en marcha. La solución del conflicto será la de siempre: una nueva normativa que redundará en más dinero para los partidos. Será elaborada por los diputados que hace poco volvieron a subirse el sueldo. Al parecer, nadie se ha planteado, y sería extraño que algún partido lo hiciera, que en lugar de pedir más dinero público para los partidos, se establecieran límites de gastos para las formaciones políticas. Y en el entretanto se seguirá practicando la hipocresía colectiva. Es cierto que al ministro de Industria le han pillado con el carrito del helado y que La Caixa no debió condonar crédito alguno al PSC. Ahora bien, El Mundo titula en su portada del martes 22 Montilla era consejero de La Caixa cuando venció el crédito del PSC. Visto así, parece que Montilla fuera miembro del Consejo de Administración de la entidad, cuando sólo era consejero general, es decir, miembro de una Asamblea formada por 160 miembros y que manda más bien poco.