Sr. Director:

Estos días estamos viviendo el intenso debate creado en Estados Unidos acerca del caso Schiavo. Mucho se ha publicado ya, pero no todo. Detrás hay intereses económicos (indemnización millonaria al quedarse en coma Terri), pasionales (el marido sale con otra mujer con la que quiere casarse desde hace años), religiosos (la dignidad de la vida humana), etc.

Al mismo tiempo, Holanda quiere ampliar la ley de eutanasia y aplicarla a menores de edad, discapacitados mentales y físicos. Lo que nació bajo el amparo del derecho de autonomía (defender la libertad de elección inherente al ser humano) se ha convertido en el derecho de otros a decidir sobre si la vida de los demás merece ser vivida.

Quizás deberíamos empezar a plantearnos hacia dónde vamos. También en las democracias hay dictaduras (de los ricos, poderosos,...). Terri seguro que morirá, como todos nosotros, pero la pregunta es: ¿Morirá como un ser humano? ¿Acaso es humano condenar a alguien a morirse de hambre? Esto suena más bien a campo de exterminio nazi.

Joaquim Bosch

kim@girona.com