El progresismo aplaude que se paguen los desafueros bancarios con dinero de los contribuyentes
Todo grupo editorial tiene un héroe, y el héroe económico de PRISA es Paul Krugman, nuevo premio Nobel de Economía, fustigador de Bush, amante del virtuoso círculo de los Clinton. Por pura casualidad Krugman es articulista de El País, y han saludado el galardón con una colaboración titulada Gordon lo ha hecho bien.
Y para demostrar que la progresía de izquierdas es tan capitalista como la progresía de derechas, el desarrollo del insigne economista no es más que eso: un aplauso al primer ministro británico, quien ha decidido socializar las pérdidas de tres de los principales bancos británicos. Simplemente: los ha nacionalizado porque perdían y se supone que los privatizará cuando ganen.
Esta es la solución de la progresía: que los contribuyentes británicos paguen las malas prácticas de los banqueros ingleses: es el anti Robin Hood: quitárselo a los pobres -o a la clase media- para dárselo a los ricos.
Krugman, naturalmente, continúa sin explicarnos por qué un banco no puede quebrar, como quiebran todos los días empresas no financieras que han asumido un riesgo y han perdido.
A lo mejor es este anti Robin Hood lo que describe El País como la necesidad de regular el mercado: regular es que el Tesoro británico endeude a un par de generaciones para pagar las barbaridades de una serie de directivos bancarios multimillonarios.