Desde el pasado 12 de abril se representa en el Liceu de Barcelona la ópera Die tote Stadt (La ciudad muerta) de Erich Wolfgand Korngold. Durante la representación, una de las protagonistas se descuelga de una cruz e inicia un baile provocativo y erótico. Una profanación irreverente del signo cristiano por excelencia.
Varios espectadores se han puesto en contacto con el Liceu para mostrar sus quejas ante una obra que daña gravemente los sentimientos religiosos de los cristianos. Desde el Liceo simplemente se afirma que no era esa su intención y muestran muy educadamente, faltaría más- su confianza de que el próximo estreno resulte más satisfactorio. Una respuesta insuficiente cuando el local por cierto, restaurado en parte con el dinero de todos los españoles- ha permitido la ofensa a los sentimientos religiosos de muchos espectadores. Una ofensa que podría ser susceptible de delito, según lo dispuesto en el art. 525 del Código Penal.