Hace cinco años me impresionó ver cómo la catedral de Bruselas había sido convertida en un museo. Preciosos tapices con motivos religiosos adornaban sus paredes. Sólo una capilla lateral servía de culto. El gran centro de espiritualidad se había convertido en un museo. El secularismo de Napoleón, cutre él, convertía las Iglesias en establos. El actual prefiere convertirlas en museos.
Y así, la Seo de Zaragoza se ha convertido también en un museo. El Gobierno aragonés y el Ayuntamiento alegan que como han pagado las obras de restauración del edificio, deben poder decidir sobre su uso. El arzobispado se opone, pero sin demasiado esfuerzo y con menor éxito. Al final, sí Vd. quiere ir a misa en la Seo, debe de hacerlo a las 9 de la madrugada. Si quiere rezar a cualquier otra hora de la jornada, mejor váyase a su parroquia. Y si la Seo le inspira sentimientos trascendentes, guárdeselos para primera hora de la mañana.
Lo mismo ocurre en el País Vasco. Curiosamente la izquierda abertzale es la que más invierte en la restauración de las Iglesias. Forman parte del paisaje vasco, dicen. Eso sí, nada de predicar al Dios verdadero, porque como todo el mundo sabe, no hay más Dios que la patria vasca. Al final, la Iglesia se queda en la Iglesia de coros y danzas vascos. Y siendo así, dinero, mucho dinero. Lamentablemente, muchos clérigos aceptan con tal de recibir el maná.
La última es el acuerdo del Ministerio de la Vivienda con la Junta de Castilla y León y el ayuntamiento de Sahagún. Entre las tres administraciones rehabilitarán el Santuario de la Peregrina en Sahagún para convertirlo en Centro de Documentación del Camino de Santiago. En la información oficial se afirma que el Santuario es un antiguo convento franciscano del siglo XIII que cuenta con la excepcional capilla de los Sandoval, abierta al brazo derecho del transepto con unas magníficas yeserías. O sea, la Iglesia de coros y danzas. Ni una palabra sobre el sentido religioso de tal enclave.
De esta forma se culmina la cuarta desamortización. Las de Mendizabal y Madoz fueron las primeras. Después llegó la tercera, producida durante los años 50s y 60s en la que los clérigos dilapidaron el patrimonio cultural de segunda categoría vendiendo sin criterio a marchantes sin escrúpulos. La cuarta es la actual, en la que la Iglesia en consorcio con la administración convierte los templos en museos. O en archivos. ¡Pues qué bien!
Luis Losada Pescador