¡Pero qué inteligente es este tío, el tal Scalfari (en la imagen)! Don Eugenio, de profesión librepensador, en sus ratos libres periodista italiano, acaba de declarar que el Papa Francisco ha abolido el pecado. Es una exclusiva de primer orden, claro está. Me da pereza decir que la noticia es falsa porque no escribo para imbéciles, pero el portavoz vaticano, Lombardi, se ha visto obligado a hacerlo.

Si acaricias a una víbora es muy probable que te muerda. Si das pábulo a un cretino es posible que te veas obligado a rectificar. No sé por qué se me ha ocurrido esto, pero quiero recordar que el amigo Scalfari publicó una entrevista con el Papa Francisco, no ya sin grabar sus palabras: es que ni tan siquiera tomó notas. Sólo que nos lo contó a los dos meses de sembrar la confusión entre los que creímos en sus palabras. Suspenso en deontología profesional, Eugenio.

Es lógico, se trataba de una charla entre amigos, en condiciones de igualdad, de tú a tú. Ya lo decía Paul Johnson sobre León Tolstói, a quien definía como el hermano pequeño de Dios, aunque el narrador ruso nunca había renunciado a la primogenitura. Con Scalfari ocurre algo parecido: es tan progresista que se considera, no a la altura del Vicario de Cristo sino lo suficientemente por encima como para enseñarle modales.

Y así, como don Eugenio suponía que el pobre Francisco no caminaba lo suficientemente rápido por la vereda prefijada, ha decidido ser él quien le indique el camino y las conclusiones a las que debe llegar. Un librepensador es capaz de eso y mucho más. Ergo, dadas las reticencias del Pontífice a abolir el pecado para siempre jamás, producto, sin duda, de prejuicios atávicos. Scalfari se ha visto obligado a ponerlo en su boca.

Es natural, el bueno de Francisco no acababa de concluir, de profundizar lo suficiente, pero lo que realmente quería era abolir el pecado, una rémora memorable para el progreso humano.

Y luego está la inconmensurable grandeza de la sentencia escalfariana. Abolir el pecado es como abolir el pensamiento, y ahora que lo escribo a lo mejor ambas majaderías se sitúan en el mismo cosmos. Aunque siempre será más fácil abolir el pensamiento, sobre todo el de Scalfari, que el pecado.

Eulogio López

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