"No nos han parecido adecuadas", señala De la Vega
Ya saben que una cosa es la discrecionalidad y otra la arbitrariedad. Pero los gobiernos totalitarios siempre las confunden. Es el caso. Resulta que la CNE emite un informe donde establece ocho condiciones para que Enel pueda ejercer sus derechos políticos en Endesa más allá del 8% habida cuenta de que se trata de una empresa pública. Entre ellas, se establece una especie de autorización para que el Gobierno pueda supervisar a posteriori las grandes decisiones que tome la compañía.
Pues bien, el Gobierno decide ‘ningunear' el informe de su organismo ‘independiente'. En la primera explicación, De la Vega sólo explica que simplemente no les ha parecido necesario más que exigir información sobre la garantía en el suministro y en el abastecimiento, cuestiones de interés general. Y hasta aquí puedo leer, que diría Mayra Gómez Kemp.
Ya, ¿pero se puede saber las razones por las que el gobierno se aparta de las exigencias de la CNE?, le preguntan. Mal, porque el tema era suficientemente serio como para que la ‘vice' no hubiera pasado de soslayo y se hubiera arremangado a explicarse. Una cosa es que el gobierno pueda no hacer caso a las recomendaciones de la CNE y otra bien distinta que la ningunee de mala forma.
Total que le toca contestar. "Creemos que es lo correcto, sino no lo habríamos decidido". O sea, no contesta. "Sabemos que podemos intervenir, pero hemos preferido intervenir sólo para garantizar lo fundamental, que es proteger los intereses esenciales de la seguridad pública; el resto, no lo hemos considerado necesario". Y con esta explicación se despacha todo un informe de la CNE y deja a los pies de los caballos al organismo independiente. Y es que lo malo de los organismos independientes es que pueden decir exactamente lo contrario de lo que uno piensa, quiere o cree. Y a algunos "no les parece necesario".Eso, para despejar las dudas de que el gobierno está detrás de la entrada de Enel en el mercado español. ¿A cambio de qué? Todavía no lo sabemos.