Uds. pretenden eliminar los accidentes por exceso de velocidad retirando las limitaciones de velocidad, señala Carlos Salvador (UPN) El Gobierno se dispone a sacar adelante su reforma de la Ley del Aborto sin el consenso del Parlamento, por simple mayoría. Así lo ha manifestado en la mañana de este miércoles la ministra de Igualdad, Bibiana Aído. Y no era este el compromiso del PSOE en su programa electoral ni de Zapatero en su discurso de investidura. Así se lo ha recordado el diputado de UPN, Carlos Salvador, a la ministra de Igualdad, Bibiana Aído. Su respuesta: La regulación actual no convence a nadie, ese es su mayor consenso.
Por lo demás, la ministra se ha limitado a reiterar las bases de su reforma y a pedir respeto y altura de miras. Pero ha dejado sin contestar todas las preguntas de Salvador. La primera; desdramatizar el embarazo; un hijo no deseado no es un cáncer. Dos: si una persona es mayor para tener relaciones sexuales plenas, ¿no debe asumir las consecuencias de sus actos? Tres: ¿es el mero deseo o voluntad fuente del derecho? Cuatro: ¿debe haber límites para el uso del propio cuerpo? ¿tengo derecho a mutilarme? Cuatro: La libertad termina donde empieza la del otro. Todos pasamos un tiempo en el vientre de nuestra madre, pero no somos nuestra madre. Cinco: ¿Por qué dejar al margen de la reforma a los padres varones?. Sexto: Uds. parece que pretenden reducir la cifra de muertos por exceso de velocidad en carretera eliminando las limitaciones de velocidad. Séptimo: El no nacido nos pide ayuda, es la verdadera víctima porque es quien al final, muere". Octavo: Uds. apelan a que hay que cuidar los brotes verdes de la economía para que puedan florecer. Quiero pedir que respeten y protejan esos otros brotes verdes para que puedan llegar a nacer y nos hagan merecedores del respeto de la historia.
Ante tanta contundencia, Aído sólo responde con demagogia: la ley no obliga a nadie a interrumpir su embarazo. El problema no es el anteproyecto; su problema es la irrelevancia que tienen las mujeres en un asunto como este. Y añade: es el derecho a decidir de las mujeres el que les molesta. Incluso se atreve a afirmar que el actual anteproyecto es más respetuoso con la vida intrauterina que la ley vigente. Sobre la ausencia del padre: ¿Qué pretende, que sea necesaria la autorización del marido como en los países musulmanes?
Y tras sus chorradas, presumir de que el Gobierno ha hecho mucho por apoyar la maternidad: cheque bebé, ampliación de la paternidad a 4 semanas, plan Educa 0-3 años, etc. Interesante, pero sigue sin contestar al mejor alegato provida que se ha escuchado en años en el hemiciclo.
Por lo demás, la ministra se ha limitado a reiterar las bases de su reforma y a pedir respeto y altura de miras. Pero ha dejado sin contestar todas las preguntas de Salvador. La primera; desdramatizar el embarazo; un hijo no deseado no es un cáncer. Dos: si una persona es mayor para tener relaciones sexuales plenas, ¿no debe asumir las consecuencias de sus actos? Tres: ¿es el mero deseo o voluntad fuente del derecho? Cuatro: ¿debe haber límites para el uso del propio cuerpo? ¿tengo derecho a mutilarme? Cuatro: La libertad termina donde empieza la del otro. Todos pasamos un tiempo en el vientre de nuestra madre, pero no somos nuestra madre. Cinco: ¿Por qué dejar al margen de la reforma a los padres varones?. Sexto: Uds. parece que pretenden reducir la cifra de muertos por exceso de velocidad en carretera eliminando las limitaciones de velocidad. Séptimo: El no nacido nos pide ayuda, es la verdadera víctima porque es quien al final, muere". Octavo: Uds. apelan a que hay que cuidar los brotes verdes de la economía para que puedan florecer. Quiero pedir que respeten y protejan esos otros brotes verdes para que puedan llegar a nacer y nos hagan merecedores del respeto de la historia.
Ante tanta contundencia, Aído sólo responde con demagogia: la ley no obliga a nadie a interrumpir su embarazo. El problema no es el anteproyecto; su problema es la irrelevancia que tienen las mujeres en un asunto como este. Y añade: es el derecho a decidir de las mujeres el que les molesta. Incluso se atreve a afirmar que el actual anteproyecto es más respetuoso con la vida intrauterina que la ley vigente. Sobre la ausencia del padre: ¿Qué pretende, que sea necesaria la autorización del marido como en los países musulmanes?
Y tras sus chorradas, presumir de que el Gobierno ha hecho mucho por apoyar la maternidad: cheque bebé, ampliación de la paternidad a 4 semanas, plan Educa 0-3 años, etc. Interesante, pero sigue sin contestar al mejor alegato provida que se ha escuchado en años en el hemiciclo.