- Déficit público 2013: el Gobierno consigue casi cumplir… mientras la deuda se dispara.
- Por cierto, el enjuague contable de computar las ayudas a la banca es una forma europea, y de Montoro, para engañarse y engañarnos.
- El titular de Hacienda arremete contra Cáritas… pero Cáritas tiene razón.
- Por cierto, el ministro de Hacienda ya negocia un acuerdo fiscal con Barcelona.
- Y la vicepresidenta Soraya adopta la línea dura con Barcelona… mientras su jefe pacta con Artur Mas y con Rubalcaba. Esta chica no se entera.
- Eso sí, se ceba con Ana Botella: ella defiende la libertad de los manifestantes.
La rendición de cuentas del Consejo de Ministros celebrado el viernes 28 ha venido precedida por la entrega de la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio a Patricia Phelps de Cisneros, mecenas del arte, claro. Nada menos que a los Cisneros, esa preclara familia que ha sabido convivir con dictaduras, demócratas y bolivarianos, demostrando una gran capacidad de adaptación al medio ambiente. Familia a la que además le chiflan los galardones, los premios, las medallas, los reconocimientos. Esas cosas. Por cierto, qué curioso escuchar a doña Patricia de Cisneros hablar de Iberoamérica mientras la vicepresidenta del Gobierno de España utiliza el morrocotudo -y poco macanudo- América Latina.
En cualquier caso, ha sido un Consejo de Ministros con dos asuntos-estrella: el déficit público 2013, la gran prueba de fuego del Gobierno Rajoy -sobre todo porque así lo ha querido el prócer- y el nuevo sistema de fijación de la tarifa eléctrica.
Empecemos por el segundo. José Manuel Soria (en la imagen junto a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y Cristóbal Montoro) es un ministro de los que siempre cae de pie. Parecía ya fuera del Gabinete y ahora es un candidato a cualquier puesto, incluida la cabeza de lista del PP para las europeas.
Sus reformas eléctricas le atrajeron la ira de empresas y consumidores pero ahora resulta que con el nuevo sistema de tarifa eléctrica, con esa especie de subasta permanente…, va a conseguir que baje la luz. Y con un poco de suerte se carga el déficit de tarifa. Ahora los consumidores tendrán hasta tres sistemas distintos para elegir, a la hora de fijar el precio de la luz. Pero la clave está en el bajón que ha provocado la subasta actualizada durante su primer trimestre de vida -y del año 2014-; es decir, del coste de mercado la generación. Así puede bajar la luz independientemente de los peajes. Lo dicho: Soria tiene baraka.
Vamos con el déficit. Un emocionado ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, nos contó que el déficit 2013, la gran prueba de fuego del Gobierno español se quedó en el 6,2%, es decir, 12 centésimas por encima de lo pactado con Bruselas.
Luego viene el reparto de permiso y sugerencias: mal para el Estado central, que ha suspendido; peor las comunidades autónomas, que se quedan en muy deficiente; mal para la Seguridad Social, otra vez obligada a echar mano del Fondo de Reserva; estupendo para las corporaciones locales, que superan lo exigible y, encima tienen superávit.
Tres cuestiones: el nuevo objetivo de déficit para el año en curso será más difícil de cumplir aún que el actual. Metámonos en la cabeza esta cifra: este país gasta en prestaciones (esa que siempre pedimos que aumenten) 440.000 millones de euros. O se reduce ese gasto o ni los ingresos fiscales ni el crecimiento podrán solucionar el problema. ¿Significa esto, por ejemplo, bajar las pensiones No, significa que hay que retrasar la edad de jubilación.
Segunda: cerramos déficit pero abrimos deuda pública. Eso es salvarnos hoy pero hipotecar a España para pasado mañana.
Tercera: nos estamos haciendo trampas en el solitario. No contamos las ayudas a la banca, un 0,46% del PIB. Por el momento, porque el cálculo está diferido: el saneamiento bancario nos costará mucho más.
Solución única: reducir gastos y prestaciones públicas, aunque resulte impopular. Algo así como refundar España: aniquila el Estado de Bienestar o se acabará el bienestar.
¿Y Soraya Pues Soraya ha adoptado este viernes 28 un perfil más político. Eso sí, parece que la comunicación con el presidente está fallando. Justo cuando, como adelantaba Hispanidad, se prepara un pacto a tres bandas entre PP, PSOE y CIU, cuando Montoro ya está prenegociando un nuevo estatuto fiscal para Cataluña, Soraya vuela al discurso de la ilegalidad del referéndum. Que sí, que es ilegal, pero esa no es la cuestión, ahora mismo.
Eso sí, Soraya aprovecha para golpear a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, desautorizando su propuesta de crear un manifestódromo. Y es que la vicepresidenta lucha, no sé si saben, por la "libertad de los manifestantes".
Pues mire usted, el mensaje de una manifestación a la sociedad se canaliza de forma virtual, a través de la tele y de internet. Pero si creas un manifestódromo televisado, evitas que todos los hijos de mala madre -en lenguaje político se llaman violentos- puedan montar el pollo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com