Catalunya está en estado y hasta que no para no parará.
Para unos simplemente es un embarazo psicológico, para otros un hijo muy deseado y para muchos otros una embarazosa e ilógica situación que esperan abortar cuanto antes, antes que el efecto tome aún más forma de la que al sin perecer ya tiene y no haya más remedio que dar luz verde a la causalidad catalana que no por casualidad ha quedado en estado de buena esperanza.
Como cualquiera de los miedos o amenazas, lo inquietante y espinoso viene, llega o resurge cuando menos se necesita y esa es la situación en la que ha quedado noqueada la España profunda y oronda que sin fundamento renovado no respeta por desentendimiento la evolución y desarrollo de una comunidad anudada y dada a una causa que siempre ha permanecido a la espera como es la independencia.
Diada tras diada la catalanidad consigue dilatar paulatinamente esa obertura fina, delicada y apetitosa que como de una salida entreabierta se tratara pretende traspasar sin que piten las alarmas ni sea necesario echar mano a un contundente mayo, como el del 1808, para derribar la cerrada y dura puerta que daría pie y paso a la ansiada libertad "emonacional". No sé cómo le nació la idea de ser independiente a la de momento comunidad catalana, pero también me pregunto que no sé si como seria nación sería o podría permitirse ser independiente, independientemente que la entraña y nostálgica lógica quiera a toda costa y coste conseguir el desgarro que le atrapa.
¿Acaso quieren ser chipriotas? La estela de dos millones más o menos de estelados reunidos y aunados en un mismo lugar y fin, sin contar los que no pudieron asistir pero que asienten y se guían por la estrellada bandera, es una cifra que además de dejar rastro y huella descifra el enigma que un sufragio con tintes de naufragio no demasiado lejano dejó alejada la sensación de unidad que en este 11S han demostrado recuperar.
Ir contra natura es perjudicial para la salud y desde que Catalunya arañó la eñe de su identidad y pasó a escribirse con ene e y griega, parece tener las intenciones y pasos más claras y concisos. El pueblo catalán se siente como un ninguneado joven NI-NI y ante sensaciones lo mejor es proponer algo tangible como bien pudiera ser un nuevo referéndum.
El estado de Catalunya es de inquietud, orgullo y lucha y ante esa combinación de talante no hay talento que frene este embarazo que por cierto ya empieza a mostrar el ensanche de vientre de alguno. Estamos en pleno embarazo y es necesario que se gestione con raciocinio y entendimiento el proceso de gestación. La convergencia y la unión no siempre frecuentan los mismos caminos pero por favor no digamos que es niña cuando ni siquiera hemos hecho una ecografía ni tampoco provoquemos el parto porque en una cesárea se suele perder mucha sangre.
Todos dependemos de algo pero no deberíamos de nadie. Ante todo, libertad de expresión.
Oscar Molero Espinosa