A mediados de los años 70 acudí a ampliar estudios de sociología a París. Entre los centros en los que estudié, en París se encuentra La Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales (EHESS) en Boulevard Raspail y antes en la Rue de Varenne, y donde participé en el seminario de uno de los sociólogos mas prestigioso e influyente del mundo en los últimos tiempos: Pierre Bourdieu, que murió con 72 años, en enero 2002, víctima de un cáncer.
En estos seminarios, Bourdieu con su equipo (del que saldrían sociólogos, expertos en ciencias sociales, etc. de talla internacional) presentó y desarrolló el concepto de capital social que, junto a los de capital cultural, simbólico, etc., tuvieron gran éxito mundial.
Sobre Bourdieu y su obra (que incluye también la sociología del deporte) he hecho y publicado, sin eludir la critica, conferencias, ponencias, comunicaciones, charlas, libros, artículos, investigaciones, critica de proyectos y bibliografías.
El capital social, desde el punto de vista de la psicosociología, es la riqueza que supone para el agente, individual y socialmente pero también para un pueblo, villa, ciudad y nación, la red de mediaciones, interacciones (interaccionismo simbólico; Escuela de sociología de Chicago, etc.), relaciones y colaboraciones sociales que este (el agente) puede establecer, crear, tejer y desarrollar por diferentes instancias sociales, por diferentes vías asociativas, relacionales, formales e informales, y que contribuyen a su enriquecimiento, a la sociabilidad y al dinamismo, desarrollo socioeconómico, etc.
Al desarrollo para bien si estamos ante un Capital Benéfico: capital social honrado, de juego limpio, creativo, emprendedor, competitivo, cooperativo, crítico positivo, profundamente humano-solidario-humanitario, ético. Y al desarrollo para mal si estamos ante un Capital Maléfico: capital de juego sucio como en el caso de mafias, gánsteres, traficantes-blanqueadores ilegales, bandas gamberriles, delincuenciales (maras, etc.) o como en el caso de partidos, sindicatos, empresas, fuerzas, organizaciones, asociaciones, movimientos, sectas, redes, etc. que contribuyen al juego sucio, a la mentira, el engaño, la estafa, el malgasto público, privado y eclesial, la corrupción, la manipulación, la contaminación (la peor contaminación es la del alimento y medio espirituales e inmateriales y que da lugar a las peores contaminaciones, corrupciones, manipulaciones, extremismos, fundamentalismos, maltratos, violencias, terrorismos, etc.), la violencia individual, familiar, grupal, social, local, nacional, internacional.
Además del capital social, cultural, simbólico, etc., del que habla Bourdieu y su equipo, el que suscribe, en sus trabajos, clases, intervenciones científicas, profesionales, en los medios, etc., ha añadido, viene añadiendo el capital convivencial, fraternal, histórico, vital-de experiencias, emocional, identificativo-representativo, relacional, organizacional, referencial, político, sindical, emprendedor, corporal, sexual, deportivo, etc.
La ciudad de La Coruña es una buena muestra de la potencia de su capital social, histórico, convivencial, fraternal, identificativo-representativo, organizacional, deportivo, referencial, vital, emocional por medio de instituciones centenarias, con tanta capacidad de convocatoria y sociabilidad.
Miguel Cancio