En cambio, el segundo, pretende romper las leyes estatales desde una comunidad autónoma. Y para Camps, lo peor no es que se pretenda sino que desde el Gobierno se atiendan esas demandas como si España fuese un estado federal. Es la paradoja de nuestro sistema, reiteró en varias ocasiones.
Por lo tanto, el nuevo estatuto valenciano señala Camps- no pretende asumir competencias judiciales, porque señala- cuanto mejor y más fuerte sea el Estado, mejor nos va a todos. La ambición de una comunidad autónoma es que el estado sea fuerte, señala el presidente de la Generalitat valenciana.
Eso sí, la manifestación de lealtad no es impedimento para que Camps se haya personado en el palacio de La Moncloa con su carta a los Reyes Magos. Lo primero y más inmediato. Hacer el esfuerzo de aplicar el vigente modelo de financiación autonómica. Según Camps, el actual modelo se realizó sobre la base de la población de 1999. Desde entonces, la población residente en Valencia se ha visto seriamente incrementada. Con la última regularización ha aparecido una nueva ciudad en Valencia que son los 108.000 inmigrantes regularizados. Atender educativa y sanitariamente a esa nueva población ha exigido un esfuerzo que, según Camps, no puede recaer tensionando el presupuesto de la Generalitat. Por tanto, pide al Gobierno 600 millones adicionales. El cálculo es muy fácil, a tantos por uno, Sempruno. Eso sí, en aplicación del vigente modelo de financiación autonómica. Sin privilegios para nadie. Claro dardo a la propuesta catalanista.
No es la única reivindicación. En la cartera lleva también la exigencia de 1.000 millones de euros en compromiso con la Copa América No es un proyecto de Valencia, es un proyecto de todos, como lo es Madrid 2012.Además, Camps, pide que el gobierno nacional garantice los 1.000 millones de fondos de cohesión que anualmente llegan a Valencia. Que es mucho dinero. Y tanto, que dirían los valencianos del norte. Y ya puestos, Camps pidió 1.000 agentes adicionales de policía nacional y Guardia Civil para mejorar la seguridad en la Comunidad Valenciana.
No quiso contestar sobre la receptividad presidencial. Lo que sí sabemos es que no hubo un sí inmediato. Algo que a Camps le habría parecido una irresponsabilidad. Probablemente porque de lo que se trataba fuese de tensar la cuerda para poder vender victimismo en casa. Porque parece bastante obvio que el Gobierno no aflojará la chequera, que trasladará a las CCAA los costes sociales de atención a la población inmigrante y que en caso de realizar una reforma financiera, el probable beneficiario inmediato será la Generalitat valenciana. Pero había que intentarlo. Era mi obligación, señala Camps. Ha cumplido. Ahora la pelota está en el tejado de Zapatero.