- No acepta el 'consejo' de la Generalitat.
- Ángel Simón deja claro a los suyos que la adjudicación de Aguas Ter Llobregat (ATLL) seguirá en los tribunales.
- Y todo parece indicar que puede ganar.
- Y Artur Mas se enfrenta a una devolución de dinero a Acciona... con posibles extras por responsabilidad civil.
- Encima, José Manuel Entrecanales afronta las iras de su socio, el brasileño BTG.
En los ratos libes que le deja su furor secesionista, el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, aún tiene tiempo para intentar salir del atolladero de Aguas del Ter Llobregat (ATLL), la concesionaria de aguas barcelonesa que fue adjudicada a Acciona y luego impugnada por la propia Generalitat y por el otro aspirante, AGBAR.
El Gobierno catalán se ha metido en un lío de tal calibre que ahora, tras la primera victoria de AGBAR en los tribunales, y antes de que el Tribunal Supremo entre en escena, pretende que Acciona y AGBAR lleguen a un acuerdo extrajudicial.
Y es entones cuando se ha encontrado con el 'no' rotundo del presidente de AGBAR, Ángel Simón (en la imagen), quien, con pleno apoyo del principal accionista, el grupo Suez, ha decidido seguir adelante.
Según fuentes de la propia AGBAR, Simón está convencido de que puede ganar en los tribunales -hasta ahora así ha sido- y no le apetece pactar con nadie.
La consecuencia política de la fallida adjudicación de ATLL fue la salida de Luis Recoder del Gobierno catalán, al que los nacionalistas moderados consideraban el sucesor natural de Artur Mas.
Pero las consecuencias también son relevantes para José Manuel Entrecanales, presidente de Acciona. Por cierto, si pierde, exigirá al Gobierno de Mas la devolución del dinero y una extra en concepto de responsabilidad civil de la Administración.
Pero, como decimos, Entrecanales tiene problemas internos. A su socio en la adjudicación, el brasileño BTG Pactua, no le agrada que le hayan puesto en evidencia en España.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com