A finales de 2008, los 923 millones de indigentes en el orbe pueden superar, por primera vez, la cifra de 1.000 millones, de los que 19 millones son chiquillos con escualidez muy delicada que conseguirían sanarse con el empleo de 3.000 millones de euros, aseveró el adalid de Acción contra el Hambre, Olivier Longue, en la exhibición de la investigación: El Hambre Estacional.

Los apuntes sobre la gazuza en 2008 son excepcionalmente malos, ya que después de cinco años de una cierta estabilización, nos acercamos al fantasma de los 1.000 millones de mortales hambrientos. Según el mencionado informe, con 3.000 millones de euros, se lograrían sanar a 19 millones de criaturas de los 55 millones, menores de cinco lapsos de tiempo, con depauperación muy grave. Los censos expuestos por Médicos sin Fronteras manifiestan que, diariamente, agonizan en todo el universo, mas de 10.000 bebés por culpa de la miseria.

El empeoramiento de la situación se debe al ahogo alimenticio global, originado por el encarecimiento de los ajustes agropecuarios, la especulación, el crecimiento de la demanda china y el encarecimiento del carburante.

El enigma de la carestía no reside en la obtención de manducatorias, ya que la recolección agrícola de 2008 resolvería el alimento de 9.000 millones de mortales.

La crueldad contra la subsistencia de millones de chiquillos, violentados a la indigencia, al hambre y a la esclavitud, es la causa de un infame reparto de la riqueza entre los pueblos.

Las desventuras de la niñez repercuten sobre toda su vida y dejan una fuente inagotable de melancolía en su corazón, afirma P. Brulat.

Clemente Ferrer Roselló

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