«Admitimos sólo a los mejores profesores. Los docentes tienen que hacer una labor de seguimiento del estudiante que abarca a toda la per­sona.

 

Las reuniones con cada alum­no se realizan cada tres o cuatro se­manas y, con los padres, al menos tres veces durante el curso académi­co, pero se aplazan si no vienen el padre y la madre a la vez. Hemos podido comprobar que los colegios que educan a niños y a niñas en aulas separadas cosechan los mejo­res resultados académicos y nuestro centro tiene una larga lista de espe­ra», asegura Dobrochna Lama, la directora del colegio Strumienie, en Józefów, una localidad próxima a Varsovia.
Lleva tan sólo un año en funcio­namiento y es un ejemplo más de la imparable expansión que este modelo pedagógico está consi­guiendo en Polonia, donde la aso­ciación Stemik, en ocho años de funcionamiento, ha abierto nueve centros en todo el país y escolariza a más de 1.500 niños en aulas separadas.
De la imparable expansión en todo el mundo de esta opción peda­gógica ha quedado constancia en el III Congreso Internacional de Edu­cación Diferenciada que se ha celebrado en Varsovia y que ha estado organizado por la Asociación Europea de Centros de Educación Diferencia­da.  
Según datos de EASSE, unos 46.000.000 alumnos reciben educa­ción diferenciada o «single-sex» en alrededor de 242.000 centros educativos de 70 países del mundo. En países como EEUU su crecimiento ha sido espectacular, sobre todo en las escuelas públicas, que ya cuentan con más de 2.000 centros donde se aplica este modelo educativo.
En Carolina del Sur, el 34% de las escuelas públicas, tienen implantado este modelo que ha tenido mucho éxito en  zo­nas deprimidas y se ha visto como una solución  a  problemas como  el alto  fracaso  escolar,  el «bullying»  y los  embarazos no deseados. 
En España, 81.000 alumnos estu­dian  en 184 centros «single-sex», de los cuales 109 son concertados. La práctica totalidad son de inspiración cristiana y están impulsados por asociaciones como Fomento, Insti­tución Familiar de Educación (en Cataluña), COAS (País Vasco), Attendis (Andalucía y Extremadura). Sin embargo, algunos de sus impulsores se lamentan de los  pre­juicios  que existen sobre este mode­lo educativo. Una de las demandas de EASSE consiste en que la educación diferenciada se implante también en los colegios públicos.
En países como Irlanda y Reino Unido, educar a niños y a niñas en aulas separadas es un modelo peda­gógico que existe desde el siglo XIX y que no se cuestiona. Más aún, estos centros son sinónimo de pres­tigio. Los del Reino Unido están en­tre los mejores del mundo. En Irlan­da está implantado en el 40% de los institutos de secundaria y todos ellos reciben  subvenciones  públicas  en mayor o menor medida, explica David Nolan, director del Rockbrook  School de Dublín. En Francia se recoge en su legislación que la educación diferencia­da  no  es  discrirninatoria. (Fuente: Rocío Ruiz).

Clemente Ferrer

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