Toda una declaración de amor al séptimo arte, la propuesta del director indio Pan Nalin recuerda argumentalmente a la inolvidable Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore, desde el momento que narra la fascinación que despierta el cine en un niño indio pobre de 9 años, que sobrevive ayudando a su padre a vender té en una estación de tren. Su imaginación y su entusiasmo logrará contagiar a los amigos de su pandilla y todos ellos intentarán captar la luz y ser capaces de construir un artefacto para poder proyectar esas películas de 35 mm que tanto emocionan a Samay.

Inspirada en la propia infancia del director, éste logra con gran sensibilidad transmitir como una pasión puede cambiar la percepción que se tienen de las cosas y también la vida de los que persiguen sus sueños. Es precioso contemplar cómo ese niño entusiasta es capaz de ceder su comida al proyeccionista de un cine a cambio de que le deje ver las películas desde la cabina, puesto que carece de dinero para verlas en la sala. Los ojos negros del estupendo niño actor Bhavin Rabari convencen a cualquiera. La luz juega un importante papel en este relato con imágenes llenas de belleza bien fotografiadas por Swapnil S. Sonawane.

La película, además, es totalmente nostálgica de esos cines situados en localidades de cualquier rincón del mundo que conseguían con sus proyecciones que seres de pocos recursos olvidarán, durante un par de horas, sus problemas. Una misión que el cine cubrió durante décadas. Igualmente también recoge cómo los cambios tecnológicos están cambiando un sector que, sin embargo, nunca dejará de existir porque se dedica a contar historias.

Este film también reivindica el amor maternal, capaz de comprender y apoyar a cualquier hijo por distinto que sea, y el papel de los profesores para encauzar a los niños despiertos, aunque provengan de estratos sociales bajos.

Hay muchas más lecturas en este bonito y positivo film del cineasta indio Pan Nalin, que ha triunfado en aquellos Festivales donde se ha presentado como la Seminci de Valladolid, Tribeca y Mill Valley  

Para: los que les gustó Cinema Paradiso y quieran ver una película semejante pero desde el punto de vista de un oriental que ama películas de grandes directores de Occidente.