La directora catalana Carla Subirana, conocida hasta el momento como documentalista, firma su primera película de ficción en la que, sin embargo, se nota, en la magnífica fotografía y en la importancia que concede a las imágenes de la Naturaleza, su trayectoria anterior.

La Costa da Morte se convierte en un personaje más de esta historia que nos habla del paso de la infancia a la juventud de una chica, Sica, que no acepta la pérdida o, si lo prefieren, que su padre haya desaparecido en un naufragio. Pero el relato también habla de una complicada relación entre madre e hija, todavía más acrecentada  por la forma de afrontar esa muerte.

Homenaje claro a la gente marinera que se gana su salario jugándose la vida en esa zona de mar embravecido, la película suena auténtica en parte por la elección de un reparto no profesional de esa zona, como es el caso de la adolescente protagonista Thais García Blanco.

Subirana ha hecho una apuesta fuerte en este film al exhibirla en los lenguajes originales, es decir el gallego y el catalán, porque la madre de la chica protagonista habla con ella en ese idioma.

Aunque bonito, no tiene demasiado recorrido el personaje de Suso, el chico caza tormentas, que se hace amigo de Sica quizás porque ambos son raros.

La dificultad de sobrevivir en una tierra tan agreste explica, aunque no justifica en ningún momento, que algunos habitantes de esa zona se dediquen al narcotráfico.

Para: los que les gusten las películas españolas que abordan temas de interés