La acción nos traslada a los años 70, a un prestigioso colegio americano donde están internos los hijos de acaudaladas familias. Durante las vacaciones de Navidad un gruñón profesor, al que no aprecian ni alumnos ni sus propios compañeros, se ve obligado a permanecer en el recinto escolar para cuidar de un puñado de estudiantes que no tienen a donde ir, porque sus padres no pueden o no quieren llevarlos. En esas extraordinarias circunstancias se establecerá un vínculo singular entre un torturado muchacho, el mencionado profesor y la jefa de cocina, que acaba de perder a su hijo en la guerra de Vietnam.

El talentoso director Alexander Payne, que normalmente escribe lo guiones originales de sus largometrajes, no se ha cortado al aclarar que la inspiración de este film la encontró, hace una década, contemplando una película francesa del año 1935: Merlusse (1935), del cineasta Marcel Pagnol. Ésta contaba la historia de unos estudiantes internos de un colegio que deben quedarse con un odiado profesor durante un periodo vacacional. A partir de ahí Payne contactó con el escritor David Hemingson, que había escrito un guion para un episodio piloto que se desarrollaba en una escuela secundaria privada, y éste ha construido un relato maravilloso con unos personajes con alma  que defienden unos diálogos bien trenzados donde el humor negro logra provocar la carcajada de situaciones aparentemente dramáticas: ¡una auténtica delicia!. Pero no menos importante es su contenido que constata que el dinero no da la felicidad, que muchos menores adinerados no son queridos, que la justicia humana es efímera y que entregarse a los demás siempre tiene recompensa emocional.

Los que se quedan reúne de nuevo al excelente director Alexander Payne (Nebraska, Los descendientes etc…) con el versátil actor Paul Giamattti con el que trabajó en Entre copas. El trabajo del primero corrobora  que tiene talento en la dirección de actores y que su equipo ha hecho una buena elección en el casting, porque al lado de Giamatti trabajan de maravilla un debutante en la gran pantalla, Dominic Sessa, quien  encarna a un chaval  que se siente poco amado y que intenta llamar la atención. Tampoco debe olvidarse en este film el trabajo de la actriz afroamericana Da’Vine Joy Randolph, que pone la guinda del pastel a este film bien elaborado, de esos que se ven de un tirón y que se recuerda después de la proyección por sus emotivos momentos.   

En resumen, una hermosa película sobre seres solitarios que anhelan tener una familia. 

Para: Los que les guste el cine de calidad y quieran pasar un rato entretenido.