Adaptación cinematográfica musical del clásico literario, de Edmond Rostand, cuyo apartado más destacado, aunque suene a obviedad, es la parte musical, puesto que argumentalmente hace cambios sustanciales en la obra que logran que pierda sentido, ingenio y gracia. Y es que el Cyrano de este film no tiene la deformidad de una gran nariz sino un diminuto tamaño.

Así, el héroe, interpretado por el excelente actor Peter Dinklage (Juego de tronos), es un hombre que deslumbra tanto por sus dotes de espadachín  como por su afilado ingenio verbal. Gran poeta, y con un dominio de la palabra, su apariencia, de pequeña talla, le convence de que no puede aspirar al amor de su amiga, la brillante y bella Roxanne. Mientras ésta se enamora, a primera vista, de Christian.

Resulta raro que un director del talento de Joe Wright (El instante más oscuro, Orgullo y prejuicio) haya trasladado sin reparos la versión teatral tan inapropiada de Erica Schmidt.

Es cierto que la maravillosa obra teatral original, estrenada en Francia en el año 1897 y cuyos pormenores retrató en el 2018 el  director Alexis Michalik en su deliciosa Cartas a Roxanne, es una obra llena de romanticismo pero también de ingeniosos y divertidos diálogos provocados por la prominente protuberancia facial que en esta versión se pierden por el camino. A más a más, la película se une a la moda del absurdo actual al transformar a Christian, un soldado francés de un cuerpo de élite del siglo XVII, en un hombre de raza negra, algo que también hacen con personajes en la serie televisiva Los Bridgerton, de éxito inexplicable salvo que en pleno siglo XXI el sexo siga vendiendo como en la época del destape. Al parecer, no aprendemos.

Pero circunscribiéndonos a la positivo, todo parece indicar que al cineasta Joe Wright le sedujo más la forma que el fondo Por esto rodó la obra en la isla de Sicilia, la mayoría de las escenas en una ciudad barroca llamada Noto. Igualmente, como el director  Tom Hooper en su magnifico film Los miserables, todas las canciones de la película se interpretaron en vivo durante el rodaje. En resumen, lo mejor del film  es la banda sonora y las canciones de Bryce y Aaron Dessner, y de Matt Berninger y Carin Besser, del grupo The National, que incorpora una canción original para la película “ Every Letter “.

Para: los que les gusten los musicales y no les preocupe mucho la calidad argumental