En Texas, en el año 1892, son requeridos los servicios del cazarrecompensas Max Borland, puesto que un soldado desertor, Elijah Jones, parece que ha secuestrado y se ha llevado a México a Raquel Price, una mujer de familia adinerada a la que su esposo quiere 'rescatar'. Paralelamente un peligroso pistolero, Joe Cribbens, es puesto en libertad y sale de prisión con el firme propósito de vengarse de quienes le metieron entre rejas, uno de ellos Borland.

En la actualidad no se estrenan demasiadas películas del género más americano por excelencia: el western, a pesar de que como en el caso de El cazador de recompensas esté firmado por un director veterano, Walter Hill, que siempre ha mostrado su admiración por el director John Ford y que no es la primera vez que realiza películas del oeste, puesto que en su filmografía figuran las estimables Forajidos de Leyenda y Gerónimo, una leyenda.

Nadie es lo que parece en este western crepuscular, donde se repiten los elementos propios del género: duelos, tiroteos, pueblos en parajes desérticos y personajes fuera de la ley que pretenden imponer sus normas mediante el revolver. Además, en este film, hay un elemento que nos circunscribe a la época cuando se desarrolla, el racismo perdurable a pesar de haber transcurrido treinta años desde el final de la guerra de la Secesión americana e, igualmente, es revisionista, y da un rol más importante a una heroína fuerte, decidida y con las ideas claras, interpretada por Rachel Brosnahan (conocida por la serie "La maravillosa Señora Maisel"). A su lado están magníficos actores tan famosos como el dos veces ganador del Oscar Christoph Waltz (Malditos bastardosDjango desencadenado) y el cuatro veces nominado al Oscar Willem Dafoe (Platoon, El faro), quien ya trabajó con Walter Hill en uno de sus primeros papeles importantes en el film Calles de fuego. Resulta una delicia contemplar los duelos interpretativos entre estos maduros actores, acostumbrados a papeles muchas veces antipáticos. Pero, en general, todos los  personajes están perfectamente descritos con pocos trazos y defienden unos diálogos bien construidos, donde se palpa la moralidad presente en los western clásicos.

Para: los que les gusten los spaguetti Western y los western crepusculares.