Bajo el título de Aline se esconde una ficción inspirada en la vida de la cantante francocanadiense Celine Dion.

Decimocuarta hija de una humilde familia numerosa, el amor por la música de los “Dieu””, apellido que aparece en la película, se hizo especialmente patente en la pequeña de la familia, que poseía una voz excepcional. Tal es así que, desde los 12 años, uno de los representantes musicales más importantes del momento se hizo cargo de su carrera musical, desconociendo que esa relación traspasaría lo puramente profesional, pasados unos años. En el acercamiento a esa singular historia de amor se vislumbra uno de los pocos desencuentros que la cantante tuvo con sus progenitores, a los que se trasluce que adoraba, cuando estos, sobre todo su madre, se oponían a esa relación sentimental por la gran diferencia de edad y porque era divorciado y la familia de Aline es católica.  

Se trata de un proyecto muy personal de la popular actriz francesa Valérie Lemercier, puesto que además de escribirla, la ha dirigido y protagonizado, y por su interpretación obtuvo el Premio César. Un trabajo en el que, sin embargo, se arriesgó bastante al encarnar a la diva desde los 12 años hasta la madurez, algo que resulta extraño en pantalla a edades tempranas por tratamiento facial y corporal  que se realiza. Y es que actuar y dirigir, al mismo tiempo, siempre es complicado. Lo que realmente hace muy bien Valerie es imitar a Celine en el escenario, con una gran dinámica de movimientos.

Muy recomendable para los admiradores de la cantante pero, por el contenido personal, también para los consumidores de la prensa rosa, es muy agradable la banda sonora compuesta por temas de Celine y otros pegadizos de otros cantantes.

Para: imprescindible para los admiradores de Celine y que les gusten las historias del mundo del corazón