No es una película de baloncesto, aunque hable de la estrella de la canasta Michael Jordan, sino de marketing deportivo.

De nuevo Ben Affleck vuelve a brillar como director (recuerden que ganó el Óscar a Mejor película, por la excelente Argo) con una historia que, a priori, parecía solo podía interesar al público estadounidense, pero que está tan bien narrada en imágenes que logra un largometraje que se sigue sin perder detalle, aunque al espectador no le interese lo más mínimo el deporte de la canasta ni las estrategias de venta. De hecho, ha confesado que cuando llegó a sus manos el guión de Alex Convery, él y su buen amigo Matt Damon tuvieron claro que era la película ideal para empezar la andadura de su productora Artist Equity. Hay que recordar que ambos despuntaron en el séptimo arte cuando escribieron a cuatro manos el guión de El indomable Will Hunting (1997). No es extraño que en esta ocasión Damon encarne al protagonista y el propio Affleck se haya reservado un papel: el del cofundador de Nike, Phil Knight.

Precisamente, Sonny Vaccaro, un profesional de Nike que era todo un experto en baloncesto, convenció a los ejecutivos de su empresa de que debían convertir a Michael Jordan, entonces un incipiente aunque talentoso jugador, en la estrella de la marca deportiva. Esta historia narra la astuta y arriesgada apuesta que se marcó ese equipo de ejecutivos de Nike para lograrlo. 

En esta cinta se habla de estrategias empresariales, de diseño, de “escuchar” las necesidades de los jugadores en su equipamiento y del deseo de los compradores de adquirir algo novedoso. Pero también sobresale algo imprescindible: cuando se trabaja con ahínco y creatividad las cosas salen rodadas. Porque lo que descubrirán muchos aficionados al basket es el origen de las zapatillas Air Jordan y de su característico color rojo, que marcó un antes y un después en las competiciones deportivas.

Llama mucho la atención lo apegado que el joven Michael Jordan estaba a sus padres, de ahí que la que negocia en este film es su progenitora, una mujer de armas tomar que cambió el mundo de los fichajes en el mundo del basket. Como suele ser habitual, Viola Davis resulta súper convincente en su papel. De hecho, según Affleck, la única solicitud que le hizo Michael Jordan de la película fue que la actriz interpretara a su madre.

Para: Los que les interesen las historias bien narradas. Si les gusta el marketing ésta es su película.