El escape de un virus de la rabia, de un laboratorio de armas biológicas, transformó la vida en Reino Unido. Ahora, casi  tres décadas después, algunas personas han encontrado la forma de sobrevivir entre los infectados.Una de esas comunidades de supervivientes habita en una pequeña isla conectada a tierra firme a través de una sola carretera, custodiada con fuertes medidas de seguridad. Pero uno de los ritos de esa comunidad consiste en la iniciación de los más jóvenes en su defensa, de ahí que el padre y el hijo de la familia protagonista, Jamie y Spike, emprendan la peligrosa misión de ir a cazar infectados, mientras dejan en el hogar a la madre, Isla, afectada de una extraña enfermedad que no pueden diagnosticar por ausencia de médicos.

Nueva entrega del universo apocalíptico iniciado por 28 dias después (2002), al que siguió 28 semanas después, dirigida por el español Juan Carlos Fresnadillo (2007). Se trata de uno de los estrenos más esperados del año, quizás porque reúne de nuevo a los creadores de ese inquietante mundo de zombies: al director Danny Boyle (oscarizado por Slumdog Millionaire) con el guionista Alex Garland (Civil War) .

El estreno 28 años después recuerda cómo la primera entrega, sin pretenderlo, adelantó lo que sería  la pandemia del Covid que asoló a todo el planeta en el año 2020, pero también se puede entender en clave política  sobre la falta de solidaridad,  puesto que plantea  que solo Reino Unido, separado por el mar, sigue en cuarentana por  el virus, mientras el resto de Europa y del mundo les han abandonado a su suerte.

Sin embargo, lo más destacable de este film es el apartado técnico no  su contenido, que sigue siendo una historia de supervivencia mientras reivindica los  inquebrantables lazos familiares. En esa parcela técnica destaca el increíble trabajo fotográfico de Anthony Dod que ha rodado con cámara digital, en concreto con un montón de iPhone de nueva generación, y un formato de pantalla ultra panorámico lo que facilitó  la libertad de movimientos  de los intérpretes. Entre ellos se encuentran rostros conocidos como Jodie Comer, Aaron Taylor-Johnson, Jack O'Connell o  Ralph Fiennes, recayendo el protagonismo en el joven actor Alfie Williams, en su debut en la gran pantalla.

No obstante la frase en latín que define perfectamente este film es Memento mori  que significa “recuerda que morirás”, mientras que la imagen más impresionante de la película es una estructura, creada por el médico de la trama (interpretado por  Ralph Fiennes), que  tiene el tamaño de una iglesia y está compuesta por huesos humanos: fémures, costillas, pelvis, cráneos…Todos estos elementos  conforman un relato trepidante y muy “gore”, a pesar de que no aporta demasiadas novedades argumentales a las películas anteriores de la saga, eso si, entre col y col, hace una declaración clara a favor de la eutanasia, ya saben “como mal menor”.

Una última curiosidad. Esta tercera entrega  tiene un arranque potente pero  un final flojo, cogido por los pelos y que rompe con el tono marcado  argumentalmente. Pero es un final abierto, es decir, habrá una secuela dirigida por Nia DaCosta,

Para: los que hayan seguido esta saga y les haya interesado.