La diferencia es notable: Wizink provisionó algo más de 200 millones de euros en 2019 para hacer frente a los litigios por las tarjetas revolving, lo que provocó unas pérdidas anuales de 210,2 millones de euros. En 2020, el banco propiedad del fondo Värde Partners, sólo destinó 61 millones para cubrir el más que probable aumento de la morosidad derivada de las medidas restrictivas para hacer frente a la pandemia. En 2020, la entidad redujo las pérdidas hasta los 35,6 millones, según los estados financieros publicados por el Banco de España.

Durante al año de la pandemia, además, el banco llevó a cabo un ERE que supuso la salida de 123 empleados, de los aproximadamente 1.300 que tenía la entidad en nuestro país. En definitiva, sin tener en cuenta las provisiones y los 14 millones que costó el ERE, Wizink habría alcanzado un beneficio bruto recurrente de 14,6 millones.