La cara y el cerebro de la España bolivariana
Entre vivir eternamente encerrado (“confitado”, como aseguraba una señora, ya entrada en años) y crear una dictadura bolivariana en España, además de una recesión económica que nos devuelva a los tiempos de la carestía, prefiero arriesgarme a morir por coronavirus.
Todo el larguísimo debate electoral del pasado miércoles se basó, por parte de Pedro Sánchez, más ‘Sanchinflas’ que nunca, en un solo argumento que no era argumento en modo alguno: no hay alternativa a una nueva prórroga del confinamiento infinito: 47 millones de españoles encerrados en su hogar, bajo amenaza de sanción y/o detención, convertidos en delatores de sus vecinos y acostumbrados a obedecer sumisamente las órdenes del dictador ‘Sanchinflas’ y de su mentor, el bolivariano Pablo Iglesias.
Al final, será el sol -temporalmente- y el cuerpo humano, los que venzan al coronavirus
Pues sí, claro que hay alternativa a esta disparate nacional: libertad y responsabilidad. Lo que los holandeses -fíjense a quién me obligan a poner como ejemplo- “confinamiento inteligente”. Y han sufrido mucho menos contagios y muchos menos muertos que nosotros. Dar a la gente los consejos necesarios para no ponerse en situación de riesgo y luego que cada cual decida cuánto quiere arriesgar para llevar una vida en libertad.
Pensar que los españoles somos un pueblo que sólo obedece al miedo o por la fuerza supone convertir en prejuicio aquella canción de Jarcha, himno de la Transición, titulada libertad sin ira: “dicen los viejos que este país necesita, palo largo y mano dura para evitar lo peor”. Y con todo ello, hemos conseguido: ser el país del mundo con más contagiados y más muertos por coronavirus. El grandísimo fracaso que el Gobierno y los más relevantes medios informativos venden como un éxito fulgurante.
La izquierda, una vez más en la historia de España, en cuanto llega al poder pretende acabar con la libertad… naturalmente en nombre de la democracia.
El confinamiento solo ha servido para destrozar la economía y establecer la dictadura sociopodemita, a cambio de un alivio pasajero en los servicios sanitarios. Eso no basta
Y por parte del Gobierno, en lugar de crear una dictadura bolivariana, mejor haría en fomentar la investigación, no sólo en vacunas, sino también en tratamientos. Parece mentira que tras tantos miles de casos tratados todavía no hay un consenso médico sobre las terapias a seguir. A eso deberían dedicarse las autoridades sanitarias, a coordinar experiencias, a eso debería dedicarse el ilustre Fernando Simón, en lugar de a interpretar estadísticas para justificar y alabar la tarea de ‘Sanchinflas…’ que es a lo que se dedica el doctor Simón cada día.
Porque, a la postre, repetimos, será el sol -temporalmente- y el cuerpo humano, los que venzan al coronavirus. El confinamiento sólo ha servido para destrozar la economía y establecer la dictadura sociopodemita, a cambio de un alivio pasajero en los servicios sanitarios.
Sí, claro que hay alternativa al estado de alarma. Pero con la alternativa posible de la libertad y la responsabilidad, no se forja una dictadura bolivariana que es lo que pretenden Pablo Iglesias con la aquiescencia tontorrona de un ‘Sanchinflas’ que sólo anhela mantener el sillón y salir guapo en la foto.